El otro día mi Arriero me puso algo alrededor del cuerpo, al principio no me dejé y la tiré dos o tres veces al suelo, incluso solté alguna que otra coz. «Sierrita, deja que te ponga la cincha», decía Jesús, pero no podía soportar el roce, sobre todo por mi panza.
Al final mi Arriero consiguió ponérmela, y la apretó un poquito para que me fuera acostumbrando. Dice que es que tengo que llevar una cincha cuando lleve el aparejo para que no se mueva y se caiga todo al suelo. Él sabrá, lo cierto es que ya me he hecho a ella y cada vez me «molesta» menos.
La cincha por lo visto es una vieja que ha rescatado y que antes la había usado un mulo, y digo yo…¿un mulo qué es?
Definitivamente, me queda mucho que aprender.
Pero que bonita eres Sierrita, que me gustaria salir al campo con una como tu.
Pienso seguir tus progresos en tu nueva vida, llena de sorpresas y cosas nuevas.
Gracias Jabalin, mi Arriero dice que le recuedas al nombre de un animal salvaje bastante común en nuestras sierras, pero que todavía yo no conozco.
Besos búrricos y nos vemos en el camino